El aroma del recuerdo: Hermosillo y su historia cafetera
Escrito por @jorgetapia33, promotor turístico de Hermosillo.
Antes de que las cafeterías de especialidad se convirtieran en puntos de encuentro y conversación cotidiana, Hermosillo ya tenía una historia aromática que comenzaba desde las casas, los braseros y una tradición silenciosa: el café como vínculo familiar, ritual matutino y empresa local.
Hablar del café en Hermosillo es también hablar del Café Mejor, una fábrica local que marcó época. Su sede se encontraba en la esquina norte de la calle Revolución, justo frente a la escuela Heriberto Aja. Ahí, entre oficinas, bodegas y el fuerte aroma a café tostado, se construyó una historia familiar y empresarial que dejó huella en la ciudad. Fue el primer café empacado y comercializado en todo Sonora.
Fundado por don José Ramón Fernández, en sociedad con la familia Cubillas y Juan Miguel Salcido, el Café Mejor tostaba y molía su producto para distribuirlo por todo el estado. “Mis hermanos y primos recorrían los pueblos para venderlo. Lo tostaban ahí mismo y lo vendían molido o en grano”, recuerda una de las descendientes directas de los fundadores.
Pero antes de su llegada, lo común era tostar el café en casa. En los pueblos se compraba el grano verde, se tostaba en comales y se mezclaba con azúcar. Cada familia tenía su receta. “El café oscuro era el que más azúcar tenía”, rememoran.
Ya para los años 50, Café Combate, de Pepe Díaz, entró con fuerza al mercado. La competencia fue feroz, tanto que don José Ramón decidió retirarse. En ese momento, don Matías Cazares, entonces funcionario del gobierno de Nacho Soto, entró como socio en el Café Mejor. Sin embargo, las circunstancias políticas y económicas lo obligaron a retirarse del negocio. Poco después, Café Combate compró la marca del Café Mejor, no para fusionarla, sino para cerrarla definitivamente...
Las cafeterías: de espacios masculinos a rincones de todos
Hasta mediados del siglo XX, las cafeterías eran espacios masculinos. Las mujeres de Hermosillo no acostumbraban salir “a tomar café”. Por fortuna eso cambió con los años. Pero en aquel entonces, eran los hombres quienes se reunían en sitios como el Café del Mercado, el Café Pradas (ubicado en la acera sur de la calle Serdán, entre Matamoros y Guerrero), o en pequeñas cafeterías frente al hotel Mazón y a lo largo de la calle Serdán.
Una cafetería memorable fue el restaurante Colores, de Don Miguel Colores, ubicado en Matamoros y bulevar Luis Encinas, donde más tarde operó Multibanco Comermex... Pero ninguna conversación sobre cafés en Hermosillo está completa sin mencionar a la legendaria Doña Nelly, cuya cafetería 24/7 sobre el bulevar Vildósola se convirtió en punto de peregrinación para los fiesteros de madrugada, famosos por su menudo y su café colado.
El alma cafetera de mercado
Desde hace más de 85 años, el Mercado Municipal de Hermosillo es también cuna de la cultura cafetera local. Al suroriente del recinto, cada mañana desde las 5:00 am, un delicioso aroma a café anuncia el inicio de la jornada.
Uno de los espacios con mayor legado es el histórico Café Elvira, fundado en 1936 por doña Elvira Murillo, quien llegaba a las seis de la mañana a prender los braseros, pues en aquel tiempo todavía no había servicio de gas. "Lo que más se vendía era el café y los refrescos”, recuerda don Carlos Munguía Murillo, hijo de la fundadora. Cuatro generaciones han pasado por ese local...
Una ciudad que ha aprendido a tomar café
Hoy Hermosillo está lleno de cafeterías modernas, de especialidad, con baristas expertos y granos importados. Pero cada taza tiene una historia anterior, una raíz más profunda que nace del brasero, del grano tostado en casa, del Café Mejor o del primer sorbo en el mercado.
Contar la historia del café en Hermosillo no solo es hablar de una bebida. Es hablar de una transformación social, empresarial y cultural. Es recordar que, antes que tendencia, el café fue herencia. Y hoy, ya es comunidad.
Fuentes: Periódico "El Sol de Hermosillo"/ Martin Huva "Tras la historia de Hermosillo".
Testimonio de la Sra. Elda Cazares.