El Síndrome del Impostor en el mundo del café

Escrito por Juan Carlos San Vicente de Colibrí (@jdarkoiscool)

El Síndrome del Impostor en el mundo del café
Imagen de Agent Pekka.

Cafeseros que han sentido que "no están a la altura", ¡no están solos!

Cuando decidí aventurarme en el mundo del café y abrir mi propio negocio, lo hice con una mezcla de entusiasmo y temor. Venía de un trasfondo peculiar: diez años trabajando en un videoclub, seguidos por tres años en el famoso café de la sirena. Ambas experiencias me enseñaron mucho sobre atención al cliente y la importancia de crear una experiencia memorable, pero mi conocimiento profundo sobre el café era limitado...

Mis aprendizajes sobre cata, origen y métodos de preparación llegaron después, a medida que mi pasión creció junto con mi emprendimiento. Ese desfase entre lo que creía que debería saber y lo que realmente sabía fue el caldo de cultivo perfecto para el síndrome del impostor: esa sensación de no estar a la altura, de que alguien "descubrirá" que no eres tan competente como aparentas.

En mi caso, esto se manifestaba al hablar con clientes que parecían saber más sobre café que yo o al enfrentarme a términos como "perfiles de tueste" o "terroir" que no comprendía del todo.

Intenté compensarlo con horas de investigación, talleres y libros, pero lo más importante fue reconocer que mi historia también tenía valor. Mi tiempo en el videoclub me dio una visión única sobre adaptarme a un mercado cambiante, y la sirena me enseñó la importancia de la consistencia en la experiencia del cliente. Todo esto contribuía a mi identidad como emprendedor en el mundo del café.

A medida que aprendía, también celebraba pequeños logros: diferenciar notas de frutas en una cata, recibir elogios por un espresso o inspirar a mi equipo. Estos momentos me recordaron que el aprendizaje es un proceso continuo y que no necesito todas las respuestas para ser valioso.

Si alguna vez te has sentido como un impostor, recuerda: el simple hecho de reconocer tus áreas de mejora ya te hace diferente. Tus experiencias previas también cuentan. Hoy sigo siendo un estudiante en este viaje, pero también soy un emprendedor apasionado con algo valioso que ofrecer.

 Y tú también lo eres. Tu historia importa y está haciendo una diferencia, una taza de café a la vez...

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